30/04/2024

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Taiwán Hoy

Exploración del barnizado una pasión por una vida creativa

01/05/1983
Se dice que durante la dinastía Ching, un alfarero deprimido falló en cumplir el deseo del Emperador para cierto efecto de barnizado, saltó al horno y al final lo produjo inesperadamente. De hecho, durante el largo lapso de tiempo de la dinastía Han a la Ching, una gran variedad de efectos de barniz ha sido creada. Y mientras uno más investiga el problema desde un punto de vista científico, más entenderá que muchos de los famosos efectos de barnizado fueron descubiertos casualmente, aunque menos dramáticamente. En la actualidad, el mayor jubilado de la Fuerza Aérea T.T. Chen ha llegado a ser el primero de este país en descubrir los métodos de quemar el rojo y el azul simultáneamente en el mismo molde, a una temperatura de horno de 1.300ºC. Su historia, aunque es de persistencia y tenaz esfuerzo científico hace que ocurra el "accidente" deseado. Graduado en la 26a. promoción de la Academia de la Fuerza Aérea, T.T. Chen pasó sus primeros treinta años realizando vuelos. Después de su jubilación, se dedicó a su viejo pasatiempo concentrándose en la investigación de técnicas para producir cerámicas, porcelanas y productos esmaltados. Estos dos empeños pueden parecer tan divergentes como el cielo y la tierra, pero el mayor Chen se concentró en su carrera nueva y ha llegado a ser finalmente la primera persona en Taiwan en sacar el agua y el fuego (el rojo y el azul) de la misma fuente. La historia ha indicado siempre que el efecto de los puntos verdes en el esmalte rosado suelen ser el resultado de accidentes raros. En otra iniciativa, Chen ha desafiado esa herencia artística en este país, y ahora está clasificado entre uno de los muy pocos investigadores de esmalte del mundo. Preguntado dónde está la dificultad, dice: "Ante todo, hay que comprender que si el óxido de cobre se encuentra con el oxígeno en el horno, entonces la porcelana se convierte en verde, y si se encuentra con el carbón, se convierte en rojo. Para continuar mi trabajo, debo primero utilizar un óxido de cobre pulverizado con un barniz en la superficie de un molde. Mientras sube la temperatura, se derrite el barniz y se convierte en cristal brillante. En este momento, el suficiente oxígeno en el horno provocará que el molde se transforme en color verde. El control decisivo está en proporcionar más gas - produciendo así más humo en el horno para echar fuera él oxígeno. Allí sucede la oxidación. Como el óxido de cóbre ha sido sellado en la primera capa cristalina del esmalte, un debido control bajo observación discreta permitirá que aparezcan los colores rosados. "La teoría es simple y científica, pero la operación misma involucra factores complicados. Por ejemplo, en la primera etapa, al quemar el esmalte "crudo", el esmalte final rosado podría enegrecerse a causa del oxígeno denso. Aunque si se produce con éxito el esmalte rosado, es posible que desa­ parezcan los puntos verdes a la temperatura de 1.300ºC." Según Chen, varios factores entran en juego notablemente en el control adecuado para el resultado requerido. En general, lleva por lo menos 12 horas el quemar un horno de "material crudo". La temperatura es un factor esencial. "La porcelana quemada bajo 1.200ºC puede fácilmente arruinarse con el tiempo, el viento y otros elementos naturales. Sin embargo, el esmalte rosado es tan sensible que cuando la temperatura llega a 1.170ºC, el color puede desaparecer, mientras más baja es la temperatura, más esplendoroso es el color. Las porcelanas que normalmente encontramos en el mercado luciendo su brillantez fueron quemadas a temperaturas entre media a bajas y son fáciles de deteriorarse. Eso es lo que hace tan importante la meta de quemar a 1.300ºC," explicó Chen. La humedad debe ser también debidamente controlada, y Chen indica que todavía le confunde por qué y cómo -dando igual tiempo y otros factores similares- los resultados todavía pueden variar ampliamente. Después de examinar varios años los datos acumulados, descubrió que el porcentaje de sus éxitos era alto en tiempo lluvioso e invierno, y más bajo en verano, durante los días secos. Un día de verano, se le ocurrió de repente echar agua en el suelo debajo del horno. Tuvo éxito. "Finalmente, descubrí después de muchos fracasos que un día lluvioso se ajustaba mejor a mi trabajo," agregó. Chen entonces, señaló que la densidad del humo dentro del horno es importante también. "El humo ayuda a crear ciertos efectos especiales. Al principio, no podía comprar un horno de gas, y añadí aserrín, pedacitos de madera, o bolitas de algodón. Algunos usaban bolitas de alcanfor, pero yo no podía permitirme este lujo. Actualmente, tengo ambos, horno de gas y horno eléctrico; aunque son pequeños, estoy satisfecho con ellos," manifestó. Me llevó a su cuarto de trabajo en el último piso de su casa. Abrió el horno eléctrico y sacó tres piezas de caballo en cerámica recien quemadas, de tres colores, imitaciones de la Dinastía Tang. Hay un pasillo que conduce al área donde se encuentra el horno de gas, lleno de recipientes con materiales para el barnizado ya mezclados con agua. Una chimenea de color negro carbón se eleva por encima del horno de gas, un indicador de presión cubierto de polvo, ventilador eléctrico, termómetro, y una válvula para la circulación del aire con­ trastaban vivamente con una pieza en color verde como con "cordón de zapatos" de arriba a abajo, y con un florero recien salido del horno que mostraba los puntos verdes en su reluciente barnizado de color amarillo. A su hijo menor, que va adelante con la antorcha de la nueva carrera, frecuentemente se le ve trabajando, apilando los moldes de la cabeza, pata, y otras partes del caballo. "Yo estaba entre los pocos que pusieron de moda los caballos de tres colores y de tres patas en la República de China -hace aproximadamente doce años. Mis dos hermanos, también fascinados con la cerámica y porcelana, establecieron una planta cerca del Museo Nacional de Palacio, que nosotros tres visitábamos con frecuencia. Teníamos curiosidad por el antiguo diseño- los caballos de tres colores de la Dinastía Tang que están parados firmemente en sus tres pies, el cuarto lo tenían levantado a la altura de la rodilla. Cuando tratamos de reproducirlos, los cuerpos de los caballos se desmenuzaban al subir la temperatura del horno. Después de un estudio cuidadoso, descubrí que al dividir el caballo en varias piezas y quemarlas primero, el animal podía ser juntado después perfectamente con el material lúteo. El siguiente problema era ¿cómo quitar el molde insertado entre las cuatro patas? Luego de varios meses de prueba, finalmente fui capaz de crear el caballo de 16 pulgadas, que podía vender a un buen precio en aquel momento. Este éxito me dio estímulo y confianza, e intensifiqué mis esfuerzos." En otro rincón de su habitación de trabajo, las botellas del esmalte pulverizado brillan bajo el sol. La cerámica terminada y otros productos medio terminados se colocan en las cuatro paredes de la habitación. Chen pareció recordar algo. . . Salió de la habitación y cogió una bolsa de portalápices, cada uno decorado con puntos rojos y verdes de esmalte. Los tiró descuidadamente en el suelo: "Allí están los frutos de mi trabajo del año pasado. ¡Mire estos puntos! Cada uno contiene una mezcla diferente de barnizado y cada portalápiz tiene su número. Los resultados, antes y después de ser quemados, son apuntados con detalle en mi cuaderno." No es de sorprender que el Sr. Chen y su señora tengan fama de ser hospitalarios y simpáticos. Cerca de 1950, cuando trató por primera vez en este arte, el cual domina ahora gran parte de su vida, procuraba remediar su escaso salario en nombre de sus amigos y estudiantes (aviadores) quemando piezas de cerámica y porcelana como regalos para ellos. Chen viajaba por todas partes desde la base de la Fuerza Aérea de Kanshan en el sur de Taiwan a Ingo y Miaoli, centros locales de porcelana en el norte, para buscar más informaciones. La observación ciudadosa afirma y enriquece el conocimiento y del medio adecuado que había aprendido por los libros. A través de sus amigos, Chen llegó a conocer tales expertos en ese campo como Lin Pao-chia, Wu Ran-nung, Chen Tai-yu, y otros, quienes le ayudaban a superar las dificultades. Después de su jubilación en 1977, Chen se trasladó a Taipei con su familia. Decidió cerrar su pequeña fábrica y concentrarse en el trabajo de investigación. Por la colección científica de la información adquirida y por medio de los libros y los reportajes especiales del país y de los extranjeros, seguía haciendo progresos, refinando su análisis, y ajustando sus procesos hacia la meta de la perfección final. Aparte de los estudios científicos que han resultado en técnicas para con­ trolar ciertos aspectos de varios barnizados, Chen se interesaba ampliamente en la radio. Cuando tenía tiempo, se entregaba a fondo a los libros electrónicos de la biblioteca y cuando no llegaba a entender algo, lo adivinaba. Después de grandes esfuerzos, tuvo nuevos inventos en ese aspecto. Debido a su espíritu trabajador y de invención, se ganó para sí el honor de ser designado un ke-nan (conquistador de dificultades) lo cual, sin embargo, le trajo más molestia que alegría. "Todos los elegidos ke-nan tenían que asistir a una gran asamblea el día del Año Nuevo de 1954, donde el Presidente Chiang Kai-shek quería recibimos en persona. Pero había decidido casarme en el mismo día, y la fecha fijada de mi boda finalmente tomó la delantera en mi conflicto interior. Determiné dejar de ir a la asamblea de honor y pedí permiso de las autoridades para marcharme. Por fin, el General Wang Su-ming, el entonces Comandante en Jefe de la Fuerza Aérea, me citó personalmente y me aconsejó que adelantara la fecha de mi boda para el día de la Navidad y prometió casarnos en persona. Pensando en eso ahora, aunque el conflicto fue resuelto fácilmente, tenía que admitir que me sentí como un caballo desenfrenado en aquel momento." Al comienzo de los años 50, la bicicleta era el principal medio de comunicación para el transporte local. No obstante, Chen había tratado, hacía tiempo, de crear una motocicleta, comprándose un motor de bomba de agua en una tienda de segunda mano en Hsinchu por ese objetivo. Después de que las motocicletas fueron importadas desde el Japón, Chen se cansó de su diseño en la moto y dedicó su atención a los autos. Por casualidad, leyó una revista con una foto del Presidente de los Estados Unidos Eisenhower jugando al golf. Chen se fijó en el carro de golf -un mini carro con tres ruedas- en el fondo y decidió hacer uno para sí mismo. Esta vez, compró un motor de bomba de agua más grande, de seis a siete caballos de fuerza. Luego de construir la arma­ dura de su vehículo, Chen armó un tejido de lona sobre las barras para servirle como de cubierta del chasis. Su familia de cinco miembros se apretaban uno al otro para montarse en el primer carro de tres ruedas de la República de China. "Pronto ya no me atreví a salir en ese carro a las calles, proque una vez que lo estacionaba, una multitud de gente se congregaba para hacerme un montón de preguntas -sobre su peso, su velocidad y el número de pasajeros que podía llevar. Se puede imaginar lo curiosos que estaban." La gloria brilla ahora en su cara. Aquellos que vivían alrededor de la base de la Fuerza Aérea de Kanshan estaban entre los pocos que habían visto ese carro único. A pesar de que el tiempo ha dejado huellas en su cara, el mayor retirado está decidido seguir el paso de 1980. Una de sus obras de cerámica recien producida, es un plato con un fondo oscuro, adornado con los diseños de colores de rojo y verde; aún un principante notaría su adaptabilidad a la edad. "Puede ser que no sea del tipo inteligente, pero mantengo el espíritu de don Quijote -un deseo de llegar a las estrellas inalcanzables." Las palabras de Chen certifican que sus cosechas no habían sido de ganancias inesperadas. □

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