09/05/2024

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'A veces me pongo las gafas de Li Pai....'

01/09/1982
Una pintura a colores hecha a tinta, representando un hombre recostado en el piso, con la vieja ropa colgándole sueltamente sobre su cuerpo. El perfil de su cara está hecho combinando los trazos y toques sencillos. Da la impresión de un hombre que se acaba de despertar de su sueño pensando en no hacer nada y que no tiene nada qué hacer. Este es el autorretrato de Cheng Shan-shi. De los bosquejos en acuarela de la primera etapa de su vida hasta la pintura china después de los 30 años, él siempre ha visualizado a la pintura como una actividad puramente "egoísta." Como nunca se prometió a sí mismo que sería pintor, jamás le puso atención a las "tendencias" de la pintura o a las "misiones" de los pintores. Y tampoco le importó si el valor de sus pinturas sería confirmado por los círculos artísticos. El dice: "Algunos maestros de la pintura china clásica siempre se lanzan críticas unos a otros. El grupo especializado en dibujos finos y delicados critica al grupo impresionista por ser demasiado superficial. En cambio, el grupo impresionista considera al grupo clásico demasiado monótono y estereotipado. Entre los diversos enfoques, nos encontramos en una difícil situación para decidir lo cierto de lo incierto. En mi opinión, si lo considero bueno, no me importa lo que otros digan. Mis trabajos no están a la venta, por lo cual, no tengo que buscar la aprobación de los demás". Este sentimento despreocupado se refleja en las pinturas de Cheng Shan-shi paisajes coloridos, arbustos exuberantes y algunos caracteres primitivos y atractivos. Rara vez vende sus pinturas. Por un lado, se siente reluctante a hacerlo; por el otro, se siente humillado al ponerle precio a sus propias obras. "Es una perdición valorar cuánto puede ganar uno. Usted tendrá un tiempo difícil si viola su naturaleza para sobresalir por encima de todos." Por lo tanto, él únicamente pinta, lee o saborea el té, lo cual, en su modo de pensar, es mejor que buscar la fama y las ganancias. Cheng, mezclando el mandarín con un fuerte acento taiwanés, dice: "La interpretación artística de un tema en sí es más importante que otros factores." Inspirado por los muñecos de sus hijas, Cheng dibujó un álbum de juguetes, cada uno con sus propias características e interesantes leyendas. Riéndose y señalando a Santa Claus, al Ratón Miguelito y al Pato Donald, comenta: "Ya ven, yo también puedo pintar a partir de la caricaturas occidentales," y muestra enseguida una felicidad infantil. También indica que los avances científicos permiten ahora a los pintores chinos usar nuevos materiales -tales como los acrílicos, las nuevas pinturas en acuarela y óleo-, para crear nuevos horizontes. Cree también que -inclusive- los nuevos vehículos de transporte tales como los automóviles, barcos, trenes y aviones -aún las figuras más modernas- pueden ser incluídas dentro de la pintura china tradicional. Chi Pai-shih es uno de los artistas favoritos de Cheng. Su estilo ingenuo y honesto tuvo mucha influencia en Cheng. A pesar de que su estilo está al otro extremo de las características "magníficas" de Pu Hsin-yu y Jen Po-nien, Cheng piensa que las dos tendencias se complementan en lugar de ser contrarias una de la otra. Afirma también que la dureza masculina y la suavidad femenina se mezclan finalmente. De acuerdo con Cheng, esa es la razón por la cual la atmósfera fuerte y más masculina también puede ser "suave y agraciada" en forma. Como resultado, su pintura paisajista está compuesta de trazos fuertes, densamente entrelazados. Una de las piezas caligráficas de Cheng se parece a la obra del maestro King Nung. Cheng admite que no ha encontrado todavía su propio estilo. Y usa una metáfora: "Yo tengo muchos pares de gafas. Algunas veces me pongo las de Li Pai, algunas veces las de Tu Fu (ambos grandes poetas de la dinastía Tang). Unicamente aprovechando la sabiduría y la experiencias de los antiguos, podremos ver claramente las cosas reales." También indicó que la pintura es como "trenzar un hilo de algodón." Cada artista es una trenza de hilo. "Solamente al enrollarse uno mismo en el inmenso hilo de la historia, podrá desarrollar una fuerza resistente y absorber la esencia de cinco mil años de historia y cultura. Todos los artistas deben compartir el reconocimiento de que la antorcha debe ser pasada de generación a generación." Cheng recuerda que su amor por el arte se originó en su pueblo natal de Fukien. Bajo la instrucción de su padre, practicó caligrafía y pintura china clásica desde la niñez. Algunas veces, también imitaba los dibujos de las cajetillas de cigarrillos, o visitaba los templos para ver cómo los maestros tallaban las estatuas de los dioses o cómo pintaban los frescos. Más que todo, ojeaba las preciosas colecciones de su padre. Este ambiente le ayudó a cultivar su interesante y larga vida dentro de la pintura. El también estimula a sus hijas a seguir la carrera artística. Tiene confianza en que ellas le igualarán o, aún más, le superarán en talento. Con tal de ver la imitación de un retrato de Buda y los dibujos de otros hechos de la vida cotidiana realizados por su hija de diez años, es suficiente para convencerse uno de que sus hijas son realmente talentosas. Cheng nunca se preocupa de que la pintura china clásica decaiga en el futuro, porque está convencido que su material único y los alardes espirituales internos no podrán ser reemplazados por otras tendencias pictóricas. Su mayor preocupación es que los actuales y futuros maestros de la pintura china en la República de China puedan forjar un nuevo espíritu de la civilización próspera y materialista de hoy. Cheng indicó que, durante casi los 30 años pasados, el medio ambiente y el costo de vida de la República de China ha cambiado demasiado en comparación con la China continental. Sin embargo, los pintores de la República de China deben crear un estilo totalmente distinto. En el pasado, Pekín, Shanghai y Fukien crearon sus propios estilos, señaló. A la edad de 51 años, Cheng Shan-shi es un corredor de larga distancia. Es delgado pero atlético. Ya es hora de que él reciba la antorcha así como ha ocurrido con maestros tales como Chang Dai-chien, Pu Hsin-yu y Huang Chung-pi.

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