27/04/2024

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Kuo Hsiao-chuang se dedica a las nuevas formas de ópera

01/09/1982
También lo tradicional debe cambiar, asegura la actriz

La mayoría de los aficionados ardientes de la ópera china se ven obligados a admitir en estos días que aparentemente, su amada forma de ópera está encaminada a extinguirse. La audiencia está disminuyendo -estando en Taipei, Hong Kong o Singapur- y es de gente cada día más vieja. Para una generación china influenciada por la música pop, rock-n-roll y ahora con el disco, los movimientos arcaicos estilizados de la ópera china parecen ser tan remotos como el modo de vida de sus abuelos.

¿Será solamente una cuestión de tiempo, antes que la ópera china desaparezca como una forma viva de arte? Nadie más que una de las estrellas más famosas y conocidas de la ópera piensa así, y ha decidido que ya es hora de que se haga algo para evitar esa tendencia a caer en desuso. Ella es Kuo Hsiao-chuang, y los cambios que ha introducido han generado una excitación raramente vista en los círculos operáticos en cualquier parte del mundo. Para sus críticos, ella es demasiada revolucionaria. Pero para sus numerosos admiradores, ella es una de las más talentosas, creativas y hermosas mujeres de oriente.

Como toda mujer hermosa y polémica, la señorita Kuo está rodeada de misterio y rumores. Una historia que se cuenta generalmente es que muchos hombres jóvenes se han suicidado por su apasionado amor hacia ella. Otra historia relata que su voz es tan finamente desarrollada que puede romper un vidrio. Tales rumores, además del hecho de que muy poca gente la ha visto a ella sin su maquillaje teatral, han agregado una dimensión aún más excitante a su consentimiento de encontrarme en privado para discutir su programa de revitalización para la ópera china.

Llegué temprano para la entrevista a su casa de Taipei y fui recibido por su secretaria, la señorita Nancy Cheng. Ella me acompañó hasta una sala estilo Hollywood decorada con varios premios ganados por Kuo Hsiao-chuang. Nancy empezó a contarme un poco sobre los antecedentes de la señorita Kuo mientras ella llegaba. Así supe que empezó sus estudios en la ópera china a la edad de ocho años, hizo su debut a los quince, y a los diez y siete, ya era considerada por los críticos como una de las estrellas principales de la ópera en Asia.

A los veinte años, había ganado reputación internacional por su talento y belleza y fue un éxito aplastante su presentación tanto en el Lincoln Center de Nueva York, como en San Francisco y Japón. Simultáneamente con su carrera de ópera, dijo Nancy, ella se convirtió en una actriz de cine y ganó el premio a la "Mejor Actriz del Año" en el Festival Cinematográfico de Hong Kong a principios de los años 70.

Para entonces, llegó la señorita Kuo de un ensayo, cansada, pero sorprendentemente vivaz así como elegante y delicada, es decir, como ella aparece en un escenario. Sí, señores, ella es tan bella con el maquillaje como sin él. Tan bonita, efectivamente, que yo difícilmente podía concentrarme en la entrevista. Lo más asombroso es que después de muchos años de practicar y perfeccionar el lenguaje artístico del cuerpo, ella ha incorporado su refinamiento y sensualidad de balletista a su presencia y conducta fuera del escenario. Puesto que era tarde y la señorita estaba cansada, fuí al grano. ¿Cómo era que ella iba a tratar de hacer que la ópera china tuviera importancia para el público del siglo veinte? Lo primero que hizo, contestó, fue dirigirse a grupos de estudiantes universitarios y de colegios superiores y pedirles que expusieran francamente sus quejas.

"Una y otra vez," suspiró, "me dijeron que ellos encontraban a la Opera de Pekín aburrida, fastidiosa, pasada de moda, que la música era demasiada recia, aguda y repulsiva, y que los escenarios eran demasiado irreales.

"Después de estar en la ópera durante veinte años, me temo que estoy de acuerdo con ellos. Toda mi vida he estado en la sombra del entendimiento de la ópera de generaciones previas. Sin embargo, siento que mis estudios e investigaciones han demostrado que la ópera china ha estado cambiando y que se ha adaptado a nuevos gustos y necesidades. Pero, al "congelarla" en el tiempo, realmente no la estamos preservando. ¡La estamos fosilizando!"

No obstante, los intentos de la señorita Kuo de establecer nuevas compañías para renovar y actualizar sus programas caen en oídos amables e interesados, pero sordos.

"Los tradicionalistas creen que nada puede ser cambiado si la ópera china se ha de mantener auténtica. Ellos sienten que la generación joven debe ser educada para apreciarla como se ha sido en los siglos pasados, que la juventud, y no la ópera, debe cambiar."

Ya que ninguno de los grupos establecidos de Asia iba a hacer los cambios que ella quería, decidió entonces, en 1979, empezar propia compañía, llamándola "El Conjunto de la Melodía Agraciada."

"Es un proyecto muy costoso," dijo. "El vestuario tenía que ser hecho en Hong Kong. Tuvimos que contratar artistas para diseñar los escenarios. Afortunadamente, mucha gente rica se ha identificado con lo que estábamos haciendo y nos ayudaron financieramente."

"Nosotros, en la compañía, somos relativamente jóvenes -la edad promedio es de 27 años-, por lo cual podemos entender las quejas de la audiencia moderna sobre la ópera china. Nuestra premisa fundamental es que la ópera pueda ser aplicable y atractiva en los años 80."

Lo primero que ella hizo fue condensar los argumentos tradicionales, sacando todo tipo de repeticiones. Esto ayudaría a revivir la historia, según ella, la cual era demasiado despaciosa para el gusto moderno. Pasajes nuevos y excitantes, serían agregados para realizar y dramatizar el argumento. Como los grupos de la ópera china en Asia hacían los mismos viejos repertorios, ella se dedicó a hacerlos más atractivos para su presentación.

"Tradicionalmente, la ópera china era audiencia-orientada por la audiencia," agregó; "ahora es tan estilizada que solamente de la forma-orientada." "Yo quería recapturar el espíritu original, por lo cual cambié los escenarios, las luces, y la música."

Para reemplazar la cacofonía sonante, ella estableció una orquesta clásica china de 28 piezas para acompañar las arias, manteniendo aún la forma y el estilo musical tradicional.

"El mayor cambio que creí necesario, fue la transformación del viejo papel de los caracteres de una dimensión a multidimensionales, con personajes verosímiles con los cuales la gente moderna pudiera identificarse."

El énfasis de la señorita Kuo en cuanto al desarrollo de los caracteres -algo altamente novedoso para la ópera china- se aprecia mejor, quizás, en sus interpretaciones de la tragedia dramática Injusticia para Tou O, y en la pieza introspectiva pero al mismo tiempo obscena, Pensando en las Cosas Mundanas.

La Injusticia para Tou O está basada en un cuento del Siglo IV y trata sobre la lealtad de una viuda hacia su suegra. De una manera bíblica, enseña que la piedad filial tiene un significado cósmico. En el papel de la viuda Tou O, ella va más allá de todo lo visto en la ópera china. Ella infunde su propia personalidad y talentos únicos a su personaje, y así crea una mujer real, humana con conflictos y emociones creíbles. Aquí otra vez, ella rompe con la tradición establecida. En lugar de mantener la misma cara rígida, pintada, a través de la presentación como se ha hecho siempre en la ópera de Pekín, cambia su maquillaje entre las escenas para agregar énfasis a los asuntos internos y los temperamentos de los caracteres.

Al escoger el dueto de Pensando en Cosas Mundanas, ella estableció una meta difícil en extremo para ella y su pareja. Esta ópera que no es presentada con frecuencia, está en el estilo kun-chu y no en el de Pekín, lo cual significó que aprender un nuevo dialecto y lsas diferentes técnicas de lenguaje corporal. Le tomó tres meses de ejercicios intensivos preparar el papel. El escenario se parece mucho a una variación oriental de Carmina Burana de Carl Orff, que trata sobre la renuncia de votos de una monja y su romance con un monje quien también dejó la congregación. El brillante uso de la mímica tradicional de la señorita Kuo, más su extraordinara interpretación del lenguaje kun-chu le ha dado una calidad multidimensional raramente vista en cualquier ópera, ya sea oriental u occidental.

"Para mí," dice, "la monja budista era inocente y cándida, no irreverente. Había sido obligada por sus padres para entrar al convento a una edad temprana, y no se le dió nunca la oportunidad de desarrollar o descubrir su propia identidad o personalidad. En muchas formas, ella personifica a la mujer asiática -aún de nuestros días-, forzada por las costumbres y la tradición, a reglas rígidas, que le dejan muy poca libertad para descubrirse a sí misma. Traté de expresar los conflictos internos de la monja, sus luchas y el florecimiento de su sensualidad."

"La lucha de la monja por surgir dentro del papel que otros habían establecido para ella, para imponer su propia imparidad y descubrir su femineidad, son todos, desde luego, temas altamente relevantes para la juventud moderna en la conservadora sociedad asiática. Combine esto y el repertorio obsceno de la joven monja así como las aventuras humanas de los amantes- y tendrá usted una ópera muy atractiva."

Entonces, ¿qué tanto éxito tiene la señorita Kuo en sus intentos de revitalizar la ópera china? A pesar del hecho de que sus presentaciones siempre están vendidas y la audiencia está compuesta en su mayoría por jóvenes, gran parte de la juventud china de hoy está lejos de tener ya sea interés o aprecio por la ópera. ¿Por qué? Quizás porque para la juventud del sudeste asiático, la cultura pop de occidente con su forma libre, ritmo entusiasta y paso rápido es más atractiva que su cultura conservadora y tradicional. La ópera -no importa lo revitalizada que sea- está aún asociada con la época victoriana por parte de mucha gente joven, una época con la cual están luchando por separarse. La señorita Kuo admite esto y se da cuenta que a pesar de su cambio, la ópera china nunca tendrá nuevamente la atracción masiva que tuvo alguna vez. Lo que trata de construir, sin embargo, es un núcleo leal y conocedor de jóvenes, que por lo menos, permita que crezca la forma del arte, que sea creativa y vibrante. Para alcanzar tal meta, ella ha aceptado una posición como profesora de tiempo completo en la Universidad de la Cultura China de Taipei.

"Lo que estoy tratando, por su naturaleza, es solamente para los años 80. Después de eso, corresponderá para la siguiente década decidir la validez y valor de continuar con la ópera china ... y, si fuera necesario, hacer sus cambios y agregar sus propias ideas. Solamente de esta manera puede haber esperanza de que la ópera sea significativa y no algo que sobrevive en forma fosilizada."

Después de la entrevista, ya más informales y descansados, ella confesó que no ha oído nada respecto de los suicidios de los jóvenes por ella y que esperaba que no fuera cierto. En cuanto a su talentosa voz de cantante capaz de romper un vidrio, sonrió y dijo, "sí, ¡eso es cierto! A veces, rompo vidrios en mi casa, -pero con mis manos, ¡no con mi voz .. ! "

De "The Asia Magazine"

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