05/05/2024

Taiwan Today

Taiwán Hoy

EL VALIOSO APORTE DE LOS INMIGRANTES

28/09/2011
George Leslie Mackay, al frente a la izquierda, fue el primer misionero extranjero enviado por la Iglesia Presbiteriana de Canadá a Taiwan. Llegó en 1871. (Cortesía del Museo de Bellas Artes de Taipei)

La sociedad taiwanesa ha abierto sus brazos a muchos inmigrantes extranjeros de diversos rincones del mundo, que llegaron para quedarse y amar a esta tierra como la suya propia, al mismo tiempo que realizan grandes contribuciones al progreso del país en diferentes campos, tales como la educación, las artes, la medicina, el bienestar social, entre otros.

En honor y con el propósito de conmemorar las contribuciones del Dr. George Leslie Mackay, así como su amor y servicio a los menos privilegiados en Taiwan por más de 30 años, el Gobierno de la República de China puso en marcha el Proyecto Mackay en julio de 2011.

El proyecto pretende otorgar a los extranjeros que se adhieran al espíritu del Dr. Mackay y hayan realizado -contribuciones por más de veinte años al pueblo y la sociedad taiwaneses en los campos del bienestar social, servicio médico, religión, educación, cultura u otros, los mismos privilegios que los ciudadanos de la tercera edad taiwaneses para viajar en los medios de transporte público, así como acceder a las áreas paisajísticas, lugares de esparcimiento e instalaciones educativas y culturales operadas por el Gobierno.

El Gobierno pretende con este proyecto destacar y agradecer a aquellos extranjeros que han dedicado tantos años de su vida y trabajo al mejoramiento de la calidad de vida y el bienestar de los ciudadanos de Taiwan.

El Dr. George Leslie Mackay, un médico canadiense, fue el primer misionero extranjero comisionado por la Iglesia Presbiteriana, que llegó a Taiwan en 1872 y permaneció hasta su fallecimiento en 1901, dedicando su vida al servicio de los habitantes de Taiwan. Sus contribuciones al pueblo taiwanés en diferentes campos son enormes y variadas, en la educación, religión y agricultura, pero principalmente se destacó en el campo de la medicina, y fundó la clínica Mackay -actualmente Hospital Conmemorativo Mackay- que fue el primer hospital de estilo occidental en el norte de Taiwan y que durante casi 140 años de existencia ha salvado miles de vidas y ayudado a mejorar la calidad de vida de los ciudadanos taiwaneses.

Así como el Dr. Mackay, hay un grupo de extranjeros que han convertido a Taiwan en su hogar, y han entregado su corazón al pueblo taiwanés a través de sus obras e incansables esfuerzos, haciéndose mayores en Taiwan. He aquí, verbigracia, las siguientes historias.


La hermana Elvira Valentín Martín fue galardonada en la décima quinta entrega del Premio a la Dedicación Médica, otorgado por el Departamento de Salud de la República de China en 2005. (Foto cortesía de la Fundación de las Organizaciones de Educación Filantrópica de Taiwan)

Hn. Elvira Valentín Martín, española, un ejemplo de compasión y servicio

La hermana Elvira Valentín Martín, de la congregación las Hijas de Jesús, partió de la ciudad de Córdoba, en Andalucía, España, a los 23 años para dedicarse a trabajar en China continental, y luego en Taiwan. Dejó su país natal en 1953, y a sus 32 años, se internó en el Sanatorio Losheng en el suburbio Xinjuang en Nuevo Taipei, donde se dio a conocer por su dedicación y compasión hacia los enfermos. En Losheng, Valentín cuidaba de los leprosos, y a partir de allí dedicó toda su vida a cuidar a los menos afortunados de Taiwan.

La hermana Valentín no sólo acude al sanatorio a ayudar a lavar y limpiar a los pacientes incapacitados, así como colocar bálsamo sobre las heridas de los leprosos, sino también a llevarles sosiego y amor. Su mayor motivación siempre ha sido el amor desinteresado a todas las personas y la oportunidad de dar.

En Taiwan, ha permanecido más de 50 años, y considera esta isla su hogar, y para muchos que la conocen ella ama a Taiwan y a su gente tanto como una misma taiwanesa. Aunque ahora tiene 89 años y sufre de Parkinson, continúa viviendo con compasión y mucho optimismo cada día. En las ocasiones que se le ha preguntado, si está cansada, no ha vacilado en responder que “en lo absoluto, porque ella ama a los enfermos”.

Haber dedicado toda su vida a servir al Señor a través del servicio, dando amor a los enfermos, le hizo acreedora en 2005 de la décima quinta entrega del Premio a la Dedicación Médica, otorgado por el Departamento de Salud de la República de China; sin embargo, lo más notable es el amor que se ha ganado de los mismos enfermos y marginados.

La alegría y esperanza que transmite la hermana Valentín a los pacientes, su amor incondicional y su dedicación sin límite es tal que algunos pacientes han dicho que en el aire pueden sentir el aroma a la felicidad que irradia la hermana Valentín, y muchos otros la comparan con un ángel que ha venido de tierras lejanas a repartir compasión a los hermanos menos favorecidos de Taiwan.


Marta Chang pasó más de 43 años en las aulas enseñando español a los taiwaneses. (Chen Mei-ling)

Marta Chang, cubana, una vida dedicada a la enseñanza del español

Tras una larga travesía en barco de un mes de duración desde las aguas del mar Caribe hasta las costas de Taiwan, Marta Chang, procedente de Cuba, llegó a la isla de Formosa a finales de 1958 con su esposo chino que trabajaba para la marina mercante. Se instaló en Kaohsiung durante los primeros dos años, y luego se trasladó a Taipei donde tuvo a sus dos hijos.

Cuando Chang llegó a Taiwan, el presidente Chiang Kai-shek aún estaba en el poder, y los cambios que ha observado en estos cincuenta años han sido muchos. “He visto cantidad de cambios en todos los aspectos. Un simple ejemplo es que cuando llegué todavía existían los coches de bicicletas de tres ruedas, ahora hay un sistema de transporte impresionante. El avance de Taiwan en pocos años ha sido increíble, no se puede comparar el Taiwan de cuando llegué al de ahora, que un país tan pequeño fuera a desarrollarse tan rápidamente”, explica Chang, quien agrega que “vale destacar que ahora que tanto yo como mi esposo estamos en el grupo de la tercera edad, sentimos que la ayuda y los servicios gubernamentales son excelentes”.

Marta Chang, de 74 años, forma parte del pequeño y selecto grupo de educadores seglares que han dedicado su vida a la promoción de su lengua materna, el español, en Taiwan. En esta isla, el idioma español apenas comenzó a impartirse en Taipei a nivel universitario a principio de los años cincuenta, y fue impulsado principalmente por educadores relacionados con la iglesia católica, especialmente por los jesuitas, que habían sido expulsados de China continental, y encontraron refugio en Taiwan.

Chang comenzó su carrera como docente en 1964 en diversas escuelas de educación superior de Taipei. “Las primeras clases las enseñé en la Universidad Nacional de Taiwan, en un centro nocturno de lenguas”, dice la profesora Chang. Poco después, comenzó a dictar clases en el recién creado Departamento de Español de la Universidad de Tamkang, ubicada en el sector de Danshui al norte de Taipei. Este fue el primer departamento de español en Taiwan, fundado en 1962. Allí permaneció brindando sus servicios como docente durante 43 años hasta 2007.

Paralelamente, Chang impartía cursos de idioma español en diversos institutos, como el Colegio Fu Hsing Kang, situado en Peitou, suburbio de Taipei, una institución de educación castrense fundada en 1951 con el nombre de Colegio de Guerra Política, donde enseñó durante más de 20 años. El español comenzó a gozar en ese entonces de mucha popularidad en Taiwan, y hoy es el tercer idioma más aprendido después del inglés y el japonés. Esto se debe a que de los pocos países con los que la República de China mantiene relaciones diplomáticas, doce de ellos son países de habla hispana. Por ello, el Gobierno concede gran relevancia a la enseñanza de este idioma.

“También enseñé durante 14 años en la Escuela de Idiomas del Ministerio de Defensa Nacional, ubicada en Ta chih. Este era un centro de siete lenguas donde se preparaban durante uno o dos años a estudiantes que eran oficiales y suboficiales, que luego eran enviados por el Gobierno como agregados militares a los países que mantenían relaciones formales con Taiwan”, narra la profesora. Así mismo, Chang dedicó doce años en la Corporación Azucarera de Taiwan, preparando a los técnicos que serían enviados por el Gobierno a las misiones agrícolas en países latinoamericanos, y otro tanto en el Centro de Idiomas del Ministerio de Relaciones Exteriores.

Los primeros años de la educación del español en Taiwan no fueron tarea fácil, pues se empezó de la nada. Pero fue el amor por su lengua y su cultura, y los esfuerzos continuos de aquellos primeros profesores dedicados a la promoción del español, tales como Marta Chang, que se sembraron las primeras semillas de la enseñanza del español en Taiwan. Hoy día, existen 4 departamentos de español a nivel universitario, y más de 30 instituciones de educación superior donde los estudiantes pueden elegir el español como lengua extranjera, y gracias a profesores como Chang y muchos otros, miles de taiwaneses han podido ir y venir entre los continentes; y se han estrechado las relaciones y creado íntimos lazos de amistad con los países de habla hispana. “Algo anecdótico y que me causa gracia es que entre mis ex alumnos, con los que me reúno de vez en cuando, se comenta que yo era muy estricta como profesora. Pero hoy día, me satisface saber que muchos de ellos tienen una carrera exitosa. Hay tres o cuatro que han sido o son embajadores de la República de China en Latinoamérica, y algunos ocupan puestos importantes en diversas organizaciones gubernamentales, estrechando la amistad entre nuestros países. Es un orgullo para la Universidad de Tamkang, y claro que para mí también”, comenta Marta Chang.


El padre Gian Carlo Michelini (centro), como parte de su trabajo evangelizador, fundó el Grupo de Danza Lan Yang en 1966. (Cortesía del Grupo de Danza Lan Yang)

Gian Carlo Michelini, sacerdote italiano, fundador del Grupo de Danza Lan Yang

El padre italiano Gian Carlo Michelini, un enamorado de la cultura china, llegó a Taiwan en 1964 bajo el patrocinio de la Sociedad Camiliana. Pasó un par de años en las zonas rurales de Hsinchu donde aprendió mandarín, y quedó fascinado con las artes escénicas tradicionales chinas tales como la ópera o los títeres de mano.

Cuando llegó a Taiwan, el padre Michelini se preguntaba a menudo qué podría hacer en el futuro. Ya en ese entonces, existían varias iglesias y un hospital construido por la Orden Camiliana, la cual había llegado a la isla hacía más de una década, pero existían pocas instalaciones para actividades juveniles e infantiles. El pensó que si habían más lugares para este tipo de actividades, sería algo positivo para ellos y no andarían ociosos.

Comenzó a organizar actividades culturales chinas para los jóvenes como una forma de realizar su trabajo evangelizador. Así creó en 1966 el Grupo de Danza Lan Yang, que luego se expandió en el Centro Católico para Jóvenes Lan Yang en Lotung en el distrito de Yilan. Su interés en la cultura china se expandió inicialmente más allá de las danzas folklóricas a otras formas artísticas, como la música china, pintura, y deportes.

El objetivo principal del padre Michelini era preservar y transmitir la riqueza de las culturas minoritarias de Taiwan. Para él, la danza es una manera de alegre y vivaz de mantener viva las tradiciones. En segundo lugar, su intención era promover el intercambio cultural internacional y mejorar la diplomacia del país.

Durante estos pasados treinta años, el grupo ha prosperado, tal cual el padre Michelini se lo imaginaba. Sus esfuerzos fueron recompensados en 1973 cuando llevó a los bailarines a Italia, donde el grupo actuó en el Vaticano y fueron recibidos por el Papa Pablo VI. Después de esto, el grupo ha sido recibido por el Papa en 7 ocasiones más. El grupo ha viajado extensamente por muchos países, y su viaje a Latin-oamérica en 1976 contribuyó a mejorar las relaciones diplomáticas de la República de China, a través de la creación de nuevos lazos artísticos en muchos países con los que la República de China no tiene relaciones diplomáticas. Los artistas también se han presentado en Europa, Estados Unidos, Japón y Hong Kong.

Uno de los hitos más importantes del Grupo de Danza Lan Yang fue el tercer lugar que ganó en una competencia con otros 56 grupos artísticos procedentes de 31 países en el Festival Internacional de Danza Folklórica en España en 1991. Para el padre Michelini, es más fácil acceder a la cultura china para los extranjeros a través de sus niños y jóvenes como un canal para la comunicación.

Más de tres décadas han pasado desde que el padre Michelini vino a Taiwan, pero su entusiasmo por la cultura china no ha cesado. En el año 1989 el Gobierno de la República de China le concedió el Premio de Comunicación Internacional por su dedicación a la promoción de los intercambio culturales internacionales. Mucho más de mil bailarines han salido de las aulas de Lan Yang, y no sólo Taiwan sino todo el mundo ha podido beneficiarse de los pequeños embajadores como se les ha denominado a los integrantes del grupo Lan Yang.

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