07/05/2024

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MAS ALLA DEL GLASEADO

01/05/2013
Lien y su obra de 2012 Guayin Bodhisattva, que presenta a Guanyin escuchando las peticiones de ayuda.

Lien Pao-tsai transforma sus observaciones de la sociedad en arte.

Mark Twain (1835-1910) dijo alguna vez que aquéllos que tratan de encontrar un motivo cuando leen sus Aventuras de Huckleberry Finn deberían ser enjuiciados. A diferencia del humorista estadounidense, la artista de la cerámica Lien Pao-tsai espera que su audiencia piense profundamente sobre sus obras. Por ejemplo, El arca de Noé (2012) que presenta ocho ballenas montadas por varios animales caricaturizados, así como un chico y una chica, es el intento de Lien de enviar una advertencia sobre los niveles marinos que se elevan a causa del calentamiento global.

“Sus obras no son prácticas ni enfatizan la estética o los elementos decorativos”, comenta el crítico de arte Sung Lung-fei, quien fue un investigador en el Museo Nacional del Palacio de Taipei. “Lo que ella hace es observar la sociedad y llamar la atención de la gente hacia ciertos asuntos a través de sus obras, y  al mismo tiempo permite al público echar un vistazo a su mundo”. Entonces cuando Lien exhibe sus creaciones, es común ver a los visitantes y a la artista discutir sus puntos de vista. Algunas veces la gente recibe el mensaje que Lien pretende enviar, pero a menudo ellos interpretan las obras de maneras diferentes. “Cinco personas pueden tener cinco interpretaciones sobre una pieza, y ninguna es correcta o incorrecta”, dice. “Son sólo interpretaciones diferentes y todas están bien”.

Lien nació en 1953 en una familia de agricultores en el poblado de Lugang, distrito de Changhua en el centro de Taiwan. Creció junto a siete hermanos y cinco hermanas, y no tuvo la oportunidad de recibir formación artística formal hasta que ingresó en el Departamento de Diseño Comercial en el Colegio Comercial de Mujeres Ming Chuan (ahora la Universidad Ming Chuan) en la ciudad de Taipei. La ceramista dice que en la universidad se esmeraban en impartir un sentido de arte entre los estudiantes de diseño comercial. Había todo tipo de clases obligatorias en diversas disciplinas artísticas, lo que permitía a los estudiantes a aprender de artistas conocidos internacionalmente, tales como el arquitecto y escultor Yuyu Yang (1926-1997) y la pintora Liang Dang-feng. “Todos los profesores, ya fueran de escultura, pintura o historia del arte, nos decían dos cosas: observe y cuide de las cosas a su alrededor; y el arte cambia con el tiempo ya que las obras reflejan la sociedad o el entorno en el que vive el artista”, dice Lien. “Esos son los principios que he seguido durante las últimas cuatro décadas”.

 

En la obra de 2007, El día después de mañana, un gato y un ratón dejan a un lado su enemistad natural para trabajar juntos y salvar el planeta tierra.

Un medio de expre­sión

Sin embargo, recién graduada de la universidad en 1974, Lien no podía darse el lujo de seguir una carrera artística. Ella trabajó como diseñadora gráfica para una tienda por departamento y luego en una compañía de construcción durante un año. En su tiempo libre, Lien estudió cerámica bajo la instrucción de Chiu Huan-tang. A diferencia de muchos ceramistas de esa época quienes comenzaron una carrera trabajando como aprendices en fábricas, Chiu ya era profesor de inglés en la ­Universidad Nacional Normal de Taiwan cuando fue reconocido por su interés en el campo. El viajó a Estados Unidos en 1964 para aprender la forma artística y a su regreso se convirtió en uno de los cinco artistas que introdujeron el concepto de modernismo occidental a la artesanía tradicional de la cerámica en Taiwan. Chiu es también conocido por mezclar la cerámica y otros materiales en muchas de sus obras, que él crea para reflejar sus perspectivas sobre la vida o como una forma de crítica social. Sus diseños poco convencionales y el uso de materiales no fueron ampliamente aceptados por la comunidad artística o los coleccionistas locales en la década de 1970. No obstante, Lien los encontró inspiradores. “No tienen que ser jarrones o teteras”, dice ella. “Así como la pintura o la escultura, la cerámica es sólo otro ­medio a través del cual los artistas expresan las ideas que quieren expresar en las formas que ellos quieran crear”.

A parte de tomar clases con Chiu, Lien también comenzó a aprender de Lin Bao-jia (1915-1991), quien es conocido como el padre del arte de la cerámica de Taiwan. Un aspecto importante de la enseñanza de Lin fue compartir sus conocimientos de diferentes tipos de arcillas y glaseados con sus estudiantes. Lien explica que en esa época había comparativamente pocos libros sobre técnicas de cerámica en Taiwan. Como estas publicaciones eran invariablemente traducciones de libros de Japón o naciones occidentales, aludían a los tipos de arcillas y glaseados que se encontraban en esos países. Como la materia prima para los ceramistas puede ser bastante diferente de un lugar a otro, las especificaciones enumeradas en los textos traducidos eran de ayuda limitada a los artesanos y artistas taiwaneses, que sólo tenían acceso a materia prima local. Lin, quien aprendió la artesanía en Japón y realizó extensas investigaciones tanto en los materiales locales y extranjeros a su regreso a Taiwan, resolvió el problema identificando muchos equivalentes locales para los materiales extranjeros o maneras de mezclar los materiales locales para que se asemejaran a ellos. “Las fórmulas de arcillas y glaseados son consideradas usualmente un secreto del oficio por los ceramistas individuales”, dice Lien. “La investigación y la disposición de Lin a compartir sus conocimientos elevó enormemente los estándares del arte de la cerámica en Taiwan”.

 

El arca de Noé de 2012 expresa las preocupaciones de la artista por el calentamiento global y las mareas crecientes.

Arte como una observación

Fue durante este período de estudio que Lien decidió seguir la forma artística como una carrera. En 1978, ella y su esposo Chen Chiu-chi abrieron su taller en la ciudad de Taipei. Después de enterrarse varios años allí, Lien realizó su primera exhibición individual en la galería de Taipei en 1982 para compartir su concepto de usar el arte de la cerámica como un medio de la observación social. Lien dice que como refleja gran parte de sus primeras obras, estaba “obsesionada” con la vida, la enfermedad, el envejecimiento y la muerte, a medida que ­trataba de expresar la soledad de la existencia humana y los muchos peligros invisibles que la amenazan. En otras palabras, había más tristeza que alegría, más sufrimiento y dolor que ­felicidad en sus obras.

Los diseños poco convencionales y la mezcla de materiales le hicieron acreedora de la reputación en los círculos de la cerámica de Taiwan de ser una ceramista de extraordinaria creatividad. Sin embargo, parecía que los coleccionistas no estaban listos para lo que Lien deseaba expresar a través de su arte, ni estaban interesados en exhibir esos ­artículos en sus casas, de modo que Lien vendió muy pocas de sus piezas en la primera década de su carrera. De vez en cuando durante esos primeros años, tuvo que aceptar trabajos tales como fabricar artículos comerciales para tiendas de souvenirs a fin de poder cubrir sus gastos. Por suerte, no le ocurrió lo mismo a su esposo. La decoración y el estilo único de glaseado tradicional de las teteras y juegos de té llamaron la atención inmediatamente de los coleccionistas y ganaron un grado de ­popularidad en el mercado. Esto ayudó a mejorar  la presión financiera de la pareja y permitió que Lien continuara desarrollando su propio estilo. Después de varias exhibiciones y gracias al más maduro entendimiento del arte moderno en Taiwan, el nombre de Lien comenzó a conocerse más a finales de la década de 1980. Además de las invitaciones para exhibir sus obras en prestigiosos museos locales, tales como el Museo de Bellas Artes de Taipei, el Consejo para los Asuntos Culturales (ahora Ministerio de Cultura) patrocinó una ­exhibición de sus obras en Europa. En los años siguientes ella ha fomentado un grupo de coleccionistas leales, aunque nunca ha tenido un agente. “Ellos dicen que mis obras son difíciles de vender y probablemente sea cierto”, dice Lien ­sobre los agentes.

 

Con una flor en la mano y sonriente de 2009.

Desde principios de la década de 1990, Guanyin, o la Diosa de la Misericordia, ha sido uno de los temas principales de la obra de Lien. Todo comenzó cuando le pidieron hacer algunas estatuas de la deidad. Hasta ese momento, Lien había tocado principalmente temas tales como las personas que la rodean o la sociedad en la que vive, por lo que se sintió incómoda creando a la diosa. “Probé varias veces y no podía crear algo que me satisficiera”, dice. “No podía capturar el espíritu de Guanyin porque tenía pocos conocimientos sobre el budismo y lo que representa Guanyin”. Entonces, siguiendo la vieja enseñanza de que la práctica hace al maestro, Lien se comprometió a hacer 1.000 estatuas. Ella también pasó mucho tiempo recolectando fotos del ícono religioso y estudiando budismo tratando de capturar el espíritu de Guanyin. Mientras que la investigación no la hizo convertirse al budismo, cambió la manera cómo mira las cosas. “Por primera vez en mi vida, sentí la infinita alegría y la substancia de la vida”, dice. Reflejando ese sentido de felicidad, muchas de las estatuas de Guanyin hechas por Lien tienen rostros sonrientes. Desde 1992, Lien ha terminado cientos de estatuas de Guanyin, y el ingreso procedente de sus ventas es donado a organizaciones religiosas o de caridad.

Otro proyecto comisionado que tiene una profunda influencia en Lien fueron dos pinturas de cerámica que creó para la Montaña del Tambor Dharma, una asociación budista fundada en 1989 por el reverendo monje el Maestro Sheng Yen (1930-2009). Lien pasó los años desde 2000 hasta 2003 realizando las piezas tituladas Tierra Prometida y Corazones del arado, durante los cuales tuvo muchas conversaciones con Sheng Yen sobre ellas. Ambas obras se centran en el tema de las razas y las religiones del mundo conviviendo juntas y en armonía. “Con todo su corazón, él se preocupaba por todos, y creía que hay un ‘tierra prometida’ donde todas las razas y las religiones existen en armonía si solamente seguimos ‘arando’ (o cultivando) nuestras mentes”, dice Lien. De hecho, el concepto de “armonía entre las razas” puede verse en muchas de las obras posteriores de Lien. Una de éstas es El día después de mañana (2007), que muestra un gato y un ratón sobre un globo terráqueo roto, sugiriendo que los enemigos deben trabajar juntos para reparar su hogar, que está sufriendo de los efectos del calentamiento global.

Aunque inspirada por el budismo en la manera cómo ahora ve el mundo, a Lien todavía le gusta incorporar un toque de ironía a sus obras. Por ejemplo, Dios te bendiga, es una instalación grande de piezas de cerámica y metal de 1999. La obra muestra a Mazu, también conocida como la Diosa del Mar, y las dos deidades que trabajan como sus guardianes, una llamada Ojos de Mil Millas, que tiene una vista extraordinaria, y la otra Oreja con el Viento, que tiene una audición sobrehumana.

 

La obra de instalación realizada por Lien en 1999, Dios te bendiga, sirve como una advertencia sobre los peligros del materialismo.

Mazu se muestra sentada en el medio de un balancín envuelto en billetes de mil dólares, con los ojos de Ojos de Mil Millas y los oídos de Oreja con el Viento, de pie en los dos extremos. El piso debajo de ellos está cubierto con 600 piezas de cerámica, cada una marcada con una huella de pie. Lien dice que mientras que la diosa y los guardianes cubiertos de dinero sugieren la ciega búsqueda de la riqueza y el materialismo, las huellas de pie simbolizan la diligencia de los primeros inmigrantes que llegaron a Taiwan. “El tema es recordar a la gente que no deben perder el espíritu trabajador de sus antepasados en la búsqueda de los bienes materiales”, dice. El trabajo fue controvertido, ya que algunas personas lo consideraban irrespetuoso a Mazu, aunque ganó el galardón por Logro Artístico del Premio ­Siglo XX del Instituto de América sobre Arte del Asia y el Pacífico en 1999.

El nacimiento de su nieta en 2006 llevó a las obras de Lien hacia una nueva dirección. El centro de su vida se volvió la bebé, sus juguetes y los libros, y Lien impregnó su arte con la sensación de ser una abuela. Por ejemplo, la obra El macaco dirige el camino de 2007, muestra un macaco, un venado sika formosano, una nutria, una cabra de montaña y una liebre, que se mudaron todos a un arca después de observar la destrucción de su hábitat. Mientras que el diseño no se vería nada raro en las páginas de un libro infantil, el tema expuesto sobre la conservación de la naturaleza continúa siendo serio. Desde entonces, las caricaturas de animales son a menudo personajes principales en sus obras.

En casi cuatro décadas, los personajes de la obra artística de Lien se han expandido y la manera cómo ella presenta sus obras ha cambiado, pero los temas continúan reflejando sus preocupaciones por el medio ambiente, las personas discapacitadas de la sociedad, y las alegrías, tristezas y molestias cotidianas de los seres ­humanos. “Algunos crean con sus manos y otros con sus corazones”, dice Sung, quien fue invitado a juzgar muchos concursos de cerámica durante los últimos años. “Lien es una de las ­pocas que crea tanto con sus manos como el corazón”.

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